La dinámica política de México ha experimentado una profunda transformación a raíz de la elección presidencial de 2018. Diversos analistas han advertido que el país se encuentra inmerso en un cambio de época, caracterizado por el fin del sistema tradicional de partidos (PRI-PAN-PRD), el hartazgo ciudadano ante la situación de violencia, corrupción y pobreza que ha estimulado el surgimiento de nuevos liderazgos sociales, así como las pautas de gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, quién se ha empeñado en desmantelar el orden institucional democrático y los proyectos que califica como “neoliberales” en su intento por edificar un nuevo poder que se asemeja bastante al modelo presidencialista, populista, corporativo, autoritario y hegemónico que existió en México hasta 1982, identificado como el Nacionalismo Revolucionario.
Esta situación no sólo ha alterado las reglas básicas de la competencia política y electoral en México, sino que también ha puesto en alerta a muchos ciudadanos y a diversos actores sociales y económicos que perciben riesgos concretos de regresión autoritaria, debilitamiento del orden democrático y pérdida de libertades económicas y derechos sociales, conforme avanzan los cambios que impulsan López Obrador y sus mayorías parlamentarias en el Congreso de la Unión y al constatar las actitudes excluyentes y dictatoriales que asumen algunos de los actuales gobernantes.
Bajo estas circunstancias, es fundamental que los actores políticos actualicen su perspectiva de participación conforme a las nuevas pautas de la competitividad política que privan en el país a partir de 2018. La política ya no puede hacerse como antes y es fundamental identificar al 2021 como un año crucial para defender la democracia, la libertades y rectificar el rumbo económico y social que vive el país.
Atendiendo a esta realidad y a los retos de México, el Diplomado en Competitividad Política 2021 ofrece a militantes, líderes, dirigentes, gobernantes y legisladores, un conjunto de temas enfocados a actualizar e innovar sus conocimientos, enriquecer su experiencia, optimizar su desempeño e incrementar su grado de competitividad política, su influencia y la calidad de su participación como respuesta al nuevo entorno político en que les corresponde actuar.